martes, 23 de julio de 2013

De Breivik a ETA

Breivik, el desalmado que mató 77 personas hace dos años en Noruega, disparando indiscriminadamente contra jóvenes, cumple condena (la máxima y sin reducción de pena ni tercer grado, sino todo lo contrario, es decir: revisable; lo que significa que podría seguir allí muchos años más todavía) en una cárcel de Noruega.

Al cumplirse los dos años, ha escrito una carta de 27 páginas a las Autoridades quejándose y lamentando cosas como estas (por supuesto no lamenta haber matado a esas 77 personas):

Su estancia en la cárcel la define como “miserable” e “insoportable”; se queja de no tener contacto con el exterior; de que su correo al exterior sea interceptado y sus llamadas telefónicas vigiladas y censuradas; se queja del ruido de las celdas circundantes; de que la mayoría de los presos no hablan noruego y no tienen buenos modales; de tener que fregar el suelo de la celda con un trapo y de rodillas; de no tener mas que tres jerseys; de no tener ordenador y disponer solo de un bolígrafo y unas hojas de papel –contadas- para escribir.

Dice, por ejemplo que “mi día normal se limita a un diálogo con funcionarios  de la prisión de menos de cinco minutos. Esto quiere decir que de las 24 horas de cada día me privan del contacto humano durante 23 horas y 55 minutos”, afortunadamente, porque ya sabemos para qué utiliza el “contacto humano”.

También dice, por ejemplo, que le pone nervioso tener que pedir a los guardias el cepillo de dientes una vez al día y la maquinilla de afeitar una vez a la semana, para utilizarlas siempre bajo supervisión. Igualmente se siente humillado al tener que desnudarse varias veces al día delante de los funcionarios para que estos inspeccionen si esconde algún objeto cortante o peligroso.

Por supuesto que las cárceles noruegas no son así, sino todo lo contrario, es decir centros casi abiertos para favorecer la reinserción social; pero los noruegos no son tontos y saben que Breivik no es un preso común sino un monstruo sin signos de arrepentimiento, así que su caso y su trato es diferente. Pero todo esto me trae a la memoria el trato que reciben en España los presos de ETA (convictos por asesinatos indiscriminados de mujeres, niños, funcionarios, viandantes, etc.): celdas con todos los lujos y facilidades permanentes para el contacto con el exterior, y con inusitada rapidez el tercer grado o unos informes médicos falsos para volver a la calle. La verdad es que yo no veo diferencia entre unos asesinatos y otros; desde luego, tanto en un caso como en otro, a los muertos se les han negado todos los derechos.

1 comentario:

lashistoriasdelbuho dijo...

Creo que así debería tratarse a los etarras.
En el trato a los etarras discrepo algo, les daría una cuchilla de afeitar por si se quieren cortar las venas o un trozo de cuerda por si prefieren colgarse