No sólo en el deporte de competición, sino también en la
vida misma y, sobre todo, en el mundo empresarial, la competencia es
inevitable. Es misión de los jefes y directivos reclutar el mejor equipo,
motivarle, darle las herramientas necesarias para realizar su trabajo... para
que todos y cada uno de ellos sea el mejor, porque “ser el mejor” no es un
término excluyente sino que puede aplicarse a todos y eso es, desde luego, lo
ideal.
La clave está en colocar a cada empleado, a cada miembro de
un equipo, en la posición en que más puede rendir, en aquella para la que está
mejor preparado. El entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, lo
define muy bien: “El jugador debe jugar a lo que sabe jugar y de esta forma se
creerá que es mejor de lo que es. Con este pensamiento saldrá fortalecido y en
consecuencia también se beneficiará el grupo”.
Esta es una de las maravillosas y certeras reflexiones que nos ofrece durante su clase magistral de motivación que es el libro “El efecto Simeone (la motivación como estrategia)”.
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