Como buitres carroñeros, como políticos ávidos de poder y de
dinero, como chorizos de alta alcurnia que arramplan con todo lo que pillan...
así eran estas palomas sevillanas que formaban auténticas melées cuando se les
ofrecía un poco de pienso. Y pienso yo ¿tanta hambre tienen? Y me respondo: no
es posible, si hay un montón de turistas dándoles comida todo el día, tanto es
así que hasta hay comerciantes cuya única mercancía a la venta es “comida para
palomas”. ¿Qué es entonces? Y no queda más remedio que responder: ansia viva.
Sí, ansia viva, como la que despierta el poder y aniquila todo a su paso.
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