domingo, 7 de septiembre de 2008

El médico como arma arrojadiza

En la constante evolución de la carrera armamentística en la que se ve inmersa la Humanidad desde sus orígenes, se ha dado un nuevo paso adelante (o quizás deberíamos decir “hacia atrás”) con la incorporación de una nueva arma de destrucción masiva: los médicos.

En efecto, nuestros políticos han descubierto que los médicos son una excelente arma arrojadiza para agredir al partido contrario. Así, vemos cómo el vicesecretario general del PSOE, Pepiño Blanco, no duda en dudar de los médicos madrileños, simplemente porque esa CCAA está gobernada por el partido de la oposición. Por otra parte, los gobiernos de cada CCAA -sean del signo que sean- se enfrentan y luchan por tener cada uno su propia facultad de Medicina y conseguir muchos médicos para poder disponer de una amplia lista de paro y cubrir así sus necesidades a precio de saldo, en vez de esforzarse en mejorar las condiciones laborales y salariales de los médicos formados aquí, y mientras tanto contratan mano de obra barata procedente de países foráneos, sin aplicar los mismos criterios de calidad que exigen a los médicos nacionales, y sin importarles que esta medida desabastezca de médicos a esos países que tienen menos recursos (¡ya les darán luego una limosna!)

Cuando los dos principales partidos se enfrentan por asuntos tan delicados como el aborto y la eutanasia, encuentran en los médicos la cabeza de turco ideal para responsabilizarlos de todos los males. Así, tras la filtración del anteproyecto de Ley de Dignidad ante el Proceso de la Muerte, anunciado por la consejera de Salud de la Junta de Andalucía, las informaciones publicadas solo se centran en la amenaza de multa para aquellos médicos que hagan “encarnizamiento terapéutico” y, por supuesto, para la elaboración de dicho documento no se ha consultado con los médicos. No es de extrañar, pues, que Carlos González-Vilardell, presidente del Consejo Andaluz de Médicos recuerde –entre otras cosas- que “no tenemos constancia de que ningún médico esté juzgado, condenado o intervenido por este tipo de prácticas”. Sin embargo, lo que queda a la opinión pública es lo contrario, que el “encarnizamiento terapéutico” es una práctica habitual entre los médicos, sin darse cuenta que aquí el único “encarnizamiento” que existe es el “político”.

Artículo realizado para Medical Practice Group (MPG)

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