viernes, 8 de marzo de 2019

No hay viaje sin fotos ni pelmazo que no te las enseñe


¿Quién no ha sufrido el ataque de ese familiar o amigo que aprovechando nuestra visita a su casa nos enseña todas las fotos y películas de sus viajes? Como nos pilla desprevenidos, sentados cómodamente y tomando un aperitivo, no somos capaces de reaccionar y salir huyendo; cuando queremos darnos cuenta ya es demasiado tarde y la interminable sucesión de fotos y/o películas ya ha comenzado. Mientras nosotros tratamos de evadirnos pensando en nuestras cosas o en qué excusa poner para marcharnos, nuestro anfitrión disfruta de lo lindo sin percatarse de nuestra angustia.
En fin ¿qué os voy a contar si todos nosotros hemos caído más de una vez en esa encerrona.

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