La Real Academia de la Lengua Española (RAE) ha sucumbido
a la presión de los grupos feministas y poco a poco ha ido aceptando la duplicación
de género en muchas palabras que hasta ahora tenían un único género para
referirse tanto a varones como a mujeres; sobre todo en cuanto a profesiones se
refiere.
Primero lo hicieron de una forma más tímida y cuando una
mujer accedía a un cargo o una profesión que hasta entonces la habían ocupado
mayoritariamente hombres, como el caso de “juez”, podíamos referirnos a ella
como “la juez”, si era “arquitecto” podíamos decir “la arquitecto”, si era “médico”
decíamos “la médico”, etc.
Pero ahora se han liado la manta a la cabeza y ya no solo
admiten “jueza”, “arquitecta”, “médica”, etc. sino hasta muchas otras
profesiones que en femenino suenan bastante mal como, por ejemplo: “pilota”, “sastra”,
“bedela”, “choferesa”, etc.
Y sin embargo aquí estamos muchos hombres a quienes –por esta
regla de tres- nos siguen considerando mujeres y no nos asignan una profesión
en masculino ya que somos hombres. Me refiero, por ejemplo, a profesiones como
estas, que siguen nombrándose en femenino aunque las desempeñemos muchos
hombres:
Periodista, Economista, Taxista, Ascensorista, Guía, etc.
Si ahora hay que
poner en masculino y femenino todas las palabras ¿por qué nos discriminan a los
hombres que ejercemos estas profesiones?
Firmado: Un periodisto
(En solidaridad con los economistos, taxistos, ascensoristos, guíos, etc.)
(En solidaridad con los economistos, taxistos, ascensoristos, guíos, etc.)
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