El primer día que entré a trabajar en Zeltia Agraria
(después se llamaría ICI-Zeltia y hoy se llama Syngenta) me presentaron a las
personas que allí trabajaban y, en especial, a las dos personas que más
directamente trabajarían conmigo: Javier Cebríán, como mi adjunto, y Aurora,
como secretaria.
Al acabar aquella primera jornada de trabajo, salíamos
juntos los tres y entonces Aurora me dijo: “Te voy a presentar a mi marido, que
me está esperando abajo”. ¡Cuál no fue su sorpresa cuando al acercarnos a su
marido, este y yo nos miramos y corrimos alborozados a darnos un gran abrazo!
Resulta que su marido era José Manuel López Vuelta, un amigo de los tiempos de
juventud y guateques, al que no veía desde hacía mucho tiempo.
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