Estamos acostumbrados por las películas de ciencia ficción a
ver lo difícil que resulta atravesar un cinturón de asteroides, como el que
orbita en nuestro sistema solar entre Marte y Júpiter. Sin embargo la realidad
es muy distinta. Para empezar, si juntásemos todos los asteroides de este
cinturón, su masa sólo sería el equivalente al 4 por ciento de la Luna. Y las
distancias entre unos y otros son tan grandes que una eventual colisión sólo
puede darse cada 100.000 años, y las sondas espaciales que lo han atravesado
nunca han tenido ningún problema; es más, cuando han querido investigar alguno
de esos asteroides han tenido que programarlas especialmente para que se
encontrasen con los mismos. El cinturón de asteroides es un inmenso anillo
prácticamente vacío.
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