En
la radio se escuchó la última canción de Eloy, un precioso rock. El
presentador, según la iba escuchando fue leyendo también la letra:
Cuando sientas que estás
sola,
llámale.
Cuando pierdas perspectiva,
piensa en él.
Cuando tus fuerzas aflojen,
rescátate,
escápate,
agárrate,
con
todas tus fuerzas a la fe.
Allí está él,
aquí está él,
todos nosotros somos él,
todos nosotros somos él,
todos nosotros somos él.
Hoy es el día de comienzo.
Hoy es el día que comprendo
que todo vale la pena
si creemos con firmeza
y ponemos nuestro esfuerzo.
Hoy es el día.
Hoy es el día.
Hoy es el día.
Hoy es el día.
Al
finalizar, el presentador preguntó:
-
No puedo resistirme a hacerte una pregunta sobre esta canción. Si la escuchas,
puedes pensar lo que quieras, pero si lees la letra, tal como yo estoy
haciendo, uno se da cuenta que la palabra “él” viene con minúscula, con lo cual
nos entra la duda si te estás refiriendo a Dios o a Jesucristo (en cuyo caso
tendría que ir con mayúscula) o al chico en quien la chica a quien diriges la
canción debe agarrarse para recuperar la esperanza. ¿A quién te refieres?
- Buena pregunta –respondió
Eloy- porque siempre he dicho que yo canto para todo el mundo, para todos
aquellos que quieran escucharme, cualesquiera que sean sus creencias
religiosas, ideales políticos, situación económica, nacionalidad, etc. Por eso
he puesto “él” con minúscula, para que cada uno pueda traducirlo como quiera.
Si quien me escucha no es creyente, ese “él” es el chico enamorado y dispuesto
a ayudar a la chica. Si, por el contrario, si quien me escucha es creyente, ese
“él” es Jesús.
-
Pero en este último supuesto sí tendría que ir con mayúscula –terció el
presentador.
-
No, ese es el error. Jesús siempre predicó la humildad, él era quien servía a
sus discípulos y siempre decía que los últimos serían los primeros y que nunca
debemos buscar asiento en un lugar de privilegio sino en el último rincón. ¿Tú
crees que a una persona así le gustaría el tratamiento de “Él” con mayúscula y
tanta reverencia y distinción. Yo creo que no, que él (con minúscula) prefiere
la humildad y el servicio antes que las distinciones y los privilegios. Por eso
–en el caso que interpretes mi “él” como referido a Jesús, debe ir con
minúscula de humildad y de servicio a los demás.
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