En
una lengua derivada del latín como la nuestra, es bueno acudir a las fuentes
originales para comprender el verdadero significado de las palabras. Veamos dos
ejemplos:
1.-
El término “maestro” deriva de magister y este, a su
vez, del adjetivo magis que significa más o más que. El magister
lo podríamos definir como el que destaca o está por encima del resto por sus
conocimientos y habilidades.
Por
ejemplo, Magister equitum (jefe de caballería en la Antigua Roma ) o Magister
militum (jefe militar).
2.- El término “ministro” deriva de minister y este, a su vez, del adjetivo minus que significa menos o menos que. El minister era el sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos.
2.- El término “ministro” deriva de minister y este, a su vez, del adjetivo minus que significa menos o menos que. El minister era el sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos.
Como se puede apreciar, el
latín nos explica bien claramente por qué cualquier tonto puede ser “ministro”
pero nunca “maestro”.
PD.- Gracias a la
sabiduría popular que circula por la Red este mensaje está llegando a muchas
personas; yo simplemente me he limitado a darle otro empujoncito.
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