Esta taza que veis es una fiel reproducción de las tazas de
café que se servían a los pasajeros de primera en el Titanic. Ahora está en mi
poder y cada vez que la miro me llegan las palabras, las risas, los llantos,
los gritos, la angustia, la alegría, la resignación en definitiva de que todos
debemos aceptar nuestro destino. Si el buque más impresionante de todas las
épocas fue derribado por un simple trozo de hielo, no esperemos que nosotros
vayamos a ser más fuertes que él. Cualquier día seguiremos su destino; por eso
solo queda saborear lo que ahora tenemos a nuestro alcance y compartir lo mejor
de nosotros con nuestros seres queridos.
Y hasta aquí han llegado mis reflexiones sobre el Titanic
y el mundo actual. Espero que las hayáis disfrutado.
1 comentario:
En lo único que discrepo es en calificar ese gran iceberb como simple trozo de hielo...que disfrutes de un buen café en esa taza de lujo.
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