jueves, 11 de junio de 2020

Un Gobierno de hipócritas

Con la mayor desfachatez del mundo, cualquier ministro dice hoy que él no dijo aquello, aunque le muestren grabaciones que demuestren que sí lo dijo. Un ministro insiste en que si cesó a alguien de su equipo fue por “pérdida de confianza” y “porque es habitual hacer remodelaciones”, y luego van saliendo papeles oficiales que demuestran que el cese real era por otro motivo. Pues da igual, sigue erre que erre con su versión.

Otros ministros, en cambio, prefieren cambiar de versión cada cinco minutos, como uno que atendió a un político de otro país que aterrizó en España y no tenía permiso para pisar suelo español. Este ministro dio tantas versiones contradictorias que ya ni él mismo sabía con cuál quedarse.

Un vicepresidente que se pasó la vida renegando de los privilegios de la clase política, y se mostraba orgulloso de su modo de vida modesto y de su barrio… en cuanto llegó al poder se compró un chalet de lujo y ya no desprecia ninguna de las prebendas oficiales.

Ese mismo vicepresidente que animaba al “escraching”, es decir, al acoso a un político rival tanto en la vía pública como a las puertas de su domicilio, diciendo que eso era “jarabe democrático”… cuando le tocó ser él la víctima del “escrache” protestó y consiguió que varios coches de policía vigilasen su domicilio e impidiesen el paso a los manifestantes a suficiente distancia como para que no llegara a su mansión el ruido de la cacerolada.

Un diputado del partido en el Gobierno criticó las manifestaciones de un partido de la oposición diciendo que esa era la manifestación de un barrio de gente rica… sin darse cuenta que él también vivía en ese mismo barrio.

Y así hasta el infinito… Y  esto no son opiniones; está en la hemeroteca.

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