No
hace mucho saltaba la noticia de que se habían retirado de la biblioteca de un
colegio público los cuentos de “Caperucita” y “La bella durmiente” por considerarlos
sexistas y, en consecuencia, se prohibía el acceso de los niños a su lectura.
Este
es un ejemplo más de la obsesión por el pensamiento único, por adoctrinar en
vez de enseñar. ¿No sería más provechoso enseñar a los niños a pensar y
desarrollar un pensamiento crítico? ¿Por qué se empeñan en que todos pensemos
de la misma manera? ¿Por qué se persigue a quien piensa de forma diferente?
Es
la obsesión de las élites que gobiernan el mundo: no quieren disidentes, no
quieren que nadie piense por sí mismo; su objetivo es tener millones de
borregos que acepten disciplinadamente cuantas cosas quieran imponerles, y
siempre –claro está- en beneficio de esas élites.
No
olvidemos que todas las estadísticas mundiales nos están revelando que la
riqueza mundial está centrada en muy pocos y que esos pocos cada vez son más
ricos… mientras el resto del planeta se empobrece.
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