Son muy pocas las personas que se animan a hacer el
testamento vital; parece como si el simple hecho de dejar constancia de cómo
desean que las traten en los últimos momentos de su vida les causase repelús y
prefieren dejarlo estar.
En la edición de hoy de “AZprensa” se habla de esto y se
desvela la ínfima cifra de personas que han registrado su “testamento vital”:
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