Quien se crea que por dejar de tomar azúcar,
sustituyéndola por sacarina o cualquier otro edulcorante, va a adelgazar, está
muy equivocado. ¡Cuántas veces hemos oído eso de “quiero sacarina con el café”
después de haberse comido un buen plato de cocido o de fabada!
En la información de hoy del digital de Ciencia, Salud y
Actualidad, “AZprensa” se habla de la utilidad de los edulcorantes, pero
dejando bien claro que por sí solos son inútiles para combatir la obesidad:
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