Cuando, tras los intentos de UPyD, llegaron por fin
Podemos y Ciudadanos, se acabó el bipartidismo, ese alternarse en el gobierno
PP o PSOE para, una vez instalados en el poder, hacer y deshacer cuanto
quisieran, contando con ello con mayorías absolutas que les permitían actuar
como en una dictadura, o con mayoría suficiente para llegar a la absoluta con
el apoyo (comprado) de algún grupo nacionalista.
Nos las prometíamos muy felices al creer que ahora, con
tantos partidos igualados, los políticos olvidarían su talante absolutista y
dictatorial, y se dedicarían a hablar y negociar unos con otros, a ceder y
conseguir acuerdos para sacar adelante leyes que favorecieran a todos los
ciudadanos. Pero no ha sido así, y eso que un nuevo partido, Vox, ha entrado
también en escena y va a conseguir una importante representación parlamentaria.
Porque resulta que –ya desaparecida UPyD- Ciudadanos se
ha declarado fiel al PP y el nuevo protagonista Vox pretende derechizar la
derecha. Y por el otro lado, Podemos y PSOE se ven obligados a pactar para evitar
lo que ha sucedido en Andalucía.
Es decir, hemos pasado del bipartidismo de partidos (elegir
entre PP o PSOE) al bipartidismo de bloques (elegir entre PP+Ciudadanos+Vox o
PSOE+Podemos).
Nada, pues, de un talante de diálogo entre todos para
alcanzar acuerdos puntuales para cada una de las leyes que se quisieran sacar
adelante, sino apoyos dictatoriales para evitar que el otro bloque tome las
riendas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario