Dedicado a todos aquellos que cada mañana se acicalan y
se ponen sus mejores galas, se miran en el espejo y se enorgullecen de lo
guapos y fuertes, listos y poderosos que son. Dedicado a todos esos que se
creen el centro del mundo, que ven el mundo como una posesión suya que debe
rendirles vasallaje. Dedicado a todos aquellos que sólo piensan en sí mismos y
consideran que todas los demás deben pensar también como ellos.
A todos esos tan “importantes” y como se dice
coloquialmente “pagados de sí mismos” les dedico tan sólo estos dos versos
extraídos del poema “Epitafio para la tumba de un héroe” de José Hierro:
“Se creía dueño del mundo
y no era dueño de sí mismo”.
El que se cree que lo tiene todo, en realidad está tan
vacío que no tiene nada en su interior.
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