sábado, 22 de diciembre de 2018

Detrás del villancico “Campana sobre campana”


En este villancico no sólo nos desconcierta el incontable número de campanas sino también el resto de incongruencias de su letra. Veamos:

“Campana sobre campana y sobre campana una, asómate a la ventana, verás el niño en la cuna. Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿Qué nuevas me traéis?”
Ningún historiador nos habla de que en Belén hubiese campanas y mucho menos unas encima de otras y sonando a todas horas. Tampoco consta que frente al portal hubiese un edificio con ventanas desde las cuales se pudiese ver lo que sucedía en dicho portal que, en realidad, era un establo.

 “Recogido tu rebaño ¿a dónde vas pastorcito? Voy a llevar al portal requesón, manteca y vino. Campana sobre campana y sobre campana dos, asómate a la ventana porque está naciendo Dios”.
Si antes nos decían que el niño estaba en la cuna, ahora van hacia atrás en el tiempo y nos dicen que ‘está naciendo’. Y si antes nos decían que había muchas campanas, unas encima de otras, ahora nos dicen que sólo había dos.

“Caminando a medianoche ¿Dónde caminas pastor? Te llevare a cuidarte como a Dios, mi corazón.
Por fin en esta última estrofa se ofrecen a cuidar a ese pastor, algo muy necesario ya que debía estar hasta el gorro de tanta campana.


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