Esta
imagen que veis aquí es del pueblo donde vive papá Noel (al norte de Finlandia)
y la foto de debajo es del interior de su casa. Yo estuve allí haciéndole una
visita y sin embargo él no ha correspondido y no ha venido nunca a visitarme. He
tratado de averiguar por qué tal grosería, porque de buena educación es
corresponder a las visitas. Al fin, tras muchas averiguaciones he podido saber la
razón: Papá Noel es republicano. “¿Y qué tiene eso que ver?” se preguntarán
algunos. Pues muy sencillo, se ha debido creer que yo soy monárquico, ya que
de siempre he sentido veneración por los Reyes Magos, a los que situaba en
lugar preferente en el Belén, a los que veía y aplaudía en su cabalgata, y a
los que dejaba un vaso de leche (para ellos) y unas galletas (para sus
camellos) la noche tan señalada del 5 de enero.
A
eso se llama envidia. ¿Cómo no voy a tener atenciones con ellos si vienen de
tan lejos para dejarme los juguetes? Porque comparado con el lejano Oriente,
Finlandia está a la vuelta de la esquina. Además, los Reyes Magos hacen mucho
más esfuerzo, porque vienen en camello, y a su lentitud, incomodidad de la
joroba que se te clava en el culo, y constante bamboleo, hay que añadir muchos
días y kilómetros recorridos para llegar hasta tu casa. ¿Cómo viaja –en cambio-
Papá Noel? Pues sentado cómodamente en un trineo que para colmo va volando? Así
no me extraña que esté tan gordo, mientras que los Reyes Magos están mucho más
delgaduchos de tanto ejercicio como hacen.
No
hay comparación posible: entre Papá Noel y los Reyes Magos, yo elegiré siempre
a los Reyes Magos, y no porque sean “reyes” (que yo no soy monárquico) sino
porque son más “majos”.
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