El periódico “La Razón” regala
los domingos un suplemento de ocho páginas del periódico vaticano “L’osservatore
romano”. Pero cuando, después de pasar unas páginas de "La Razón", se llega a las
de “L’osservatore romano” uno se queda horrorizado, máxime si quien lo ve es
periodista. Lo primero que viene a la imaginación es pensar que los
responsables de “L’osservatore…” no tienen ni puñetera idea de periodismo… ni
de comunicación.
Ese conjunto de ocho páginas es
un sólido y contundente ladrillo de texto minúsculo, sin apenas titulares, sin
entresacados, sin ladillos, sin gráficos, con apenas unas escasas y pequeñas
fotos. Los responsables de esa maquetación se muestran tan ahorrativos con el
papel que no quieren dejar ni un centímetro de superficie sin texto; tanto es
así que resulta difícil encontrar puntos y aparte, porque todo son puntos y
seguido.
Pero después, si armados de
paciencia y de una buena lupa, decidimos profundizar en tan poco atrayente
lectura, nos encontramos con un lenguaje que lejos de ser “periodístico” es el
típico de los sermones más decimonónicos: cirlunloquios, grandielocuencias,
barroquismo… En realidad no dan noticias, dan sermones. ¿Quién va a querer leer
eso? Es que echa para atrás al más voluntarioso y entusiasta lector.
Recuerdo que, en el mundo
empresarial, cada vez que alguien se refiere de forma despectiva a una revista
de empresa o “house organ” por su desafortunada y poco atractiva maquetación,
dice que eso parece “una hoja parroquial”; tanta es la fama que se han ganado
esas bien intencionadas pero carentes de las más elemental profesionalidad
hojas informativas de las parroquias.
Con esto sucede lo mismo, aunque
para más INRI se supone que aquí tendrían que haber intervenido periodistas
profesionales. Sólo hay que mirar las dos fotos que adjunto como ejemplo, para
darse cuenta de lo que es una página atractiva y bien maquetada, que da gusto
leer, y lo que es un auténtico “ladrillo”.
1 comentario:
Tienes mucha razón. Yo estoy acostumbrada a leer bastantes "ladrillos", pero las pocas veces que ha caído en mis manos este suplemento, me he considerado incapaz de leerlo, si acaso, me he limitado a leer los titulares.
MC
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