Periódicamente se hacen encuestas para evaluar la percepción
que la población española tiene sobre diferentes profesiones e instituciones.
Desde hace años hay una profesión que no aparece y que sin embargo merece toda
mi admiración y respeto: los carteros. Por desgracia, desde la irrupción del
e-mail en nuestras vidas, también la suya ha cambiado y han quedado relegados a
un segundo plano porque ya no nos traen como antes esas anheladas noticias de
nuestros seres queridos a quienes la distancia no nos permitía ver.
Pero hoy traigo una historia real que demuestra la enorme
profesionalidad de los carteros, aunque los de este ejemplo no sean españoles,
sino noruegos.
Corría el año 1990 cuando un amigo noruego, conociendo la fascinación
que yo sentía por aquél país, me envió algunos vídeos con diversos programas de
la televisión noruega en los que se veían paisajes, ciudades, costumbres
locales, etc. En uno de ellos aparecía un loro, llamado Rulle, que hablaba
noruego, y que era físicamente igual a uno que yo había tenido en mi juventud.
Vi aquél vídeo, me reí, y lo guardé... hasta que hace unas semanas encontré ese
vídeo y lo visioné de nuevo.
Entonces me pregunté, “¡Caramba! Ya han pasado 22 años desde
que se grabó este vídeo ¿Qué habrá sido de aquél loro? ¿Seguirá vivo?”. Y ni
corto ni perezoso visioné una vez más ese vídeo para averiguar si venía alguna
dirección a dónde escribir para hacer tal pregunta. Sólo venía el nombre de la
dueña. Busqué, a través de Internet, en los archivos de la televisión noruega,
y la única información adicional que encontré fue el nombre de la región donde
se había filmado. “Probemos”, me dije. Y así escribí una carta en la que
aparecía un nombre de persona y una región, algo así como si mandáis una carta
que diga “Pepe Pérez, Valle del Jerte”. Pues bien, los carteros noruegos fueron
capaces de encontrar al destinatario. Y ¡cuál no sería mi sorpresa, cuando al
cabo de una semana me llegó un e-mail (en la carta indicaba mi e-mail) en donde
me contestaba y me contaba cosas del loro Rulle, el cual, 22 años después,
seguía viviendo, tan feliz y locuaz como siempre!
Gracias a los carteros satisfice mi curiosidad y me llené de
alegría al comprobar que existen excelentes profesionales en el servicio de correos,
y que aquél simpático loro sigue llevando una vida feliz.
“Un loro al teléfono”: https://youtu.be/XPgybJIdvEM
“Un loro en la ducha”: https://youtu.be/SIflsiUp1Ww
“Un loro noruego muy animado”: https://youtu.be/QjKZTQ4BeGw
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