Ayer se aprobó en el Parlamento la nueva Ley del Tabaco. Lo que me ha llamado la atención es esa afición a prohibir que tiene este desgobierno, la cual les ha llevado a prohibir fumar en algunos espacios al aire libre como parques y lugares de ocio infantil, colegios y recintos hospitalarios.
Vamos a ver, señorías, ¿van a poner patrullas de policía en todos los parques de España para multar a quienes enciendan allí un cigarrillo? No, ¿verdad? pues entonces la gente seguirá fumando al aire libre porque allí no molestan a nadie salvo que le echen a alguien el humo a la cara, a propósito.
Es verdaderamente asombrosa esta afición a prohibir para luego no hacer nada, o lo que es peor, para sólo hacer algo de vez en cuando con lo que el agravio comparativo es más sangrante.
Cuando se saque una Ley para prohibir algo hay que sacar al mismo tiempo las herramientas necesarias para asegurarse de que se cumple esa Ley. Lo contrario es incitar a la desobediencia y dar un pésimo ejemplo.
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