lunes, 27 de diciembre de 2010

El rock del asilo

Ha caído en mis manos un antiguo recorte de prensa médica en donde se anunciaba que un estudio científico realizado sobre ancianos, había demostrado cómo la salud de estos mejoraba cuando escuchaban música moderna. Esto me ha hecho imaginar una realidad diferente y, puestos a ello, ¿por qué no podría ser verdad que un día leyésemos noticias como esta?:

Madrid, 28 de diciembre 2010 (Imaginarium Press)

Animados por el estudio científico realizado hace unos años en la Universidad de Rochester, los principales asilos y residencias de la tercera edad han remodelado sus salas de estar, transformándolas en modernas discotecas. Atrás quedaron esas frías y rancias imágenes de viejecitos jugando al dominó o a las cartas, embutidos en sus batas de cuadros y zapatillas de franela. Ahora cada uno ofrece un “look” mucho más variado y divertido; así mientras unos van de “Travolta” otros lo hacen de “Elvis” o “Tom Jones” y hasta los hay más atrevidos que emulan a “Ricky Martin”. ¿Y qué decir de ellas? Las antiguas ancianitas de traje negro y pelo blanco recogido atrás en un moño han dado paso a marchosas “Shakira’s” y las otrora componentes de coros y danzas regionales quieren parecerse ahora a “Lady GaGa”.

Por otra parte, los empresarios de estas instituciones han visto aumentar sus beneficios de forma espectacular, ya que un CD de cualquier grupo rockero es más barato que un envase de pastillas contra el dolor o la depresión. Esto, que ha sido un duro golpe para la industria farmacéutica, ha supuesto un impulso importante para otras empresas, como las fabricantes de sillas de ruedas que ahora ofrecen nuevos modelos con mayor capacidad de giro, posibilidad de hacer cabriolas y derrapes y una amplia gama de tunning: individualización en la pintura, parachoques de diseño, asientos de cuero, retrovisores panorámicos, etc.

Para este verano, ya se anuncia un macroconcierto en el campus de la Universidad de Rochester, al que acudirán más de un millón de ancianos y en donde se tributará homenaje a los 25 ancianos que intervinieron en este estudio clínico que ha revolucionado la sociedad. Ahora, lo difícil es encontrar un solo anciano que quiera acostarse antes de las 4 de la madrugada, dejar los cubatas y volver al vaso de leche o cambiar los concursos de baile por unas cuantas horas delante del televisor.

Mientras tanto, nuevos estudios clínicos se anuncian para evaluar los beneficios que deportes de alto riesgo, como el “puenting”, pueden tener en los mudos o en los parapléjicos.

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