Estos días todas las empresas celebran las comidas de Navidad con sus empleados, un momento de confraternización, alegría, divertimento... Sin embargo muchas grandes empresas se encuentran inmersas en ERES (expedientes de regulación de empleo), otras lo han tenido recientemente y lo siguen prorrogando, otras no llegan a eso pero mantienen un goteo constante de despidos. Con este panorama ¿cómo es posible “celebrar” nada?
No comprendo la caradura de los directivos de esas empresas que promueven estos actos mientras firman nuevos despidos. No comprendo cómo alguno de esos empleados puede aún sonreír sabiendo que acaba de ser despedido un buen compañero y que quizás el próximo despedido sea él mismo.
Hoy día, la única celebración que cabe es la que cada uno haga en su propia casa, con su familia, dando gracias a Dios de que aún mantiene su puesto de trabajo aunque no sepa por cuánto tiempo más.
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