En las relaciones internacionales, los Gobiernos sólo se guían por la Ley del dinero. Sólo aquello que les reporte dinero o votos(que a fin de cuentas es lo que les permite seguir mandando, quiero decir, mangoneando) es lo que les importa.
En este tipo de asuntos deberían guiarse por la Ley de la reciprocidad. No se puede, con el pretexto de la libertad, dejar que se expresen libremente aquellos que impiden la libertad de expresión en sus respectivos países.
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