viernes, 26 de marzo de 2010

El círculo de setas (V)

La joven rubia del cello, vestía un traje de color violeta y con expresión serena en su rostro escuchó el relato de ARNE. Conforme avanzaba en su explicación, pudo observar cómo el rostro sereno de la joven iba cambiando y adoptando la misma expresión de preocupación. “No debiste coger nunca aquellas setas. Has cerrado tu camino de regreso”, dijo ella. “¿A qué te refieres?”, dijo él. Entonces ella le explicó que a veces, surgen de forma mágica círculos de setas en el bosque, círculos tan perfectos que parecieran obra del hombre y no caprichos de la naturaleza. En esos círculos se concentra tanta fuerza que si alguien se introduce en su interior puede ser transportado a otro lugar... o lo que es peor... a otro tiempo. Eso es algo que ya pasó en alguna otra ocasión y ella fue testigo una vez. En aquella ocasión un hombre que vestía unas ropas antiguas apareción en aquél lugar y relató una historia similar. Sin embargo en aquella ocasión aquél hombre había dejado intacto el círculo; pudo entonces regresar, introducirse de nuevo en él y desaparecer de nuevo. Eso sucedió ante sus ojos, podía la joven dar fe de ello. Lo que no sabría explicar es lo que pudo suceder después, qué le pasó o a dónde fue; solo sabe que desapreció ante sus ojos.


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