Una técnica “carroñera” que se utiliza con frecuencia en el periodismo (si es que a eso se le puede llamar “periodismo”) es el incluir insultos o calificativos denigrantes en la pregunta. Con frecuencia, el entrevistado cae en la trampa y repite esas mismas palabras para negarlas. Como colofón, el “periodista” concluirá repitiendo –a modo de resumen- una vez más esos insultos o descalificaciones. Conclusión: se repiten una y otra vez esos insultos aunque sea para negarlos y como consecuencia lo único que recuerda después el lector son los insultos.
Veamos un ejemplo ficticio y rememoren ustedes todos los casos reales que quieran.
Periodista.- Hemos oído que le acusan a Vd. de ser un chorizo y un estafador.
Entrevistado.- ¡De eso nada! ¡Miente quien diga eso! ¡Yo no soy ningún chorizo ni ningún estafador!
Periodista.- Entonces ¿reitera Vd. que no es ningún chorizo ni ningún estafador?
Entrevistado.- ¡Por supuesto! ¡Que les quede bien claro que no soy ningún chorizo ni ningún estafador!
Periodista.- Según han podido comprobar Vds. nuestro entrevistado no ha reconocido las informaciones que afirman que es un chorizo y un estafador.
PD.- Increíble pero cierto; casos así hay cientos. Los manipuladores de la información son realmente hábiles. Ojalá utilizasen esa habilidad en hacer el bien y en hacer buen periodismo.
1 comentario:
Eso no es lo más grave. Lo peor es cuando, a preguntas del pseudoperiodista, y en base a la respuesta del entrevistado, el pseudoperiodista titula: "NO SOY NI UN CHORIZO NI UN CABRÓN".
Y se que quedan tan campantes.
Un saludo.
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