Y siguiendo con esa atracción irresistible que ejercía el
mar sobre mí, un niño de 10 u 11 años nacido y criado tierra adentro, he podido
rescatar un escrito de aquella época en donde sin duda se ven las influencias
que las películas de amor y aventuras ejercían sobre tan fértil imaginación…
OCURRIÓ EN LOS MARES DEL SUR
Un ave blanca destaca en el claro cielo azul, dejándome
una estela de recuerdos en los extensos mares del sur.
Mis islas de felicidad en los mares del sur están, donde
una nueva vida vislumbré en un rojo horizonte de amanecer. Bellos son mis
últimos pensamientos, recordando el día feliz que te conocí.
Dos barcos navegan sin rumbo para encontrarse aquí. Dos
únicas vidas que se enamoran aquí. Y dos personas que mueren en una isla
perdida donde nunca tendrá fin el amor que nos hizo sentir.
Estas islas tienen para mí el más grato recuerdo que
jamás sentí. Yo deseaba vivir con la naturaleza. En una isla desierta llena de
felicidad. Y compré un barco material, en el que seguiré viajando hasta
encontrar tu amor sin igual.
Tal vez alguien conozca mi historia. Una historia
maravillosa, que escribo en este instante con el rojo de mi sangre. Desembarqué
en esta isla donde me encontré con una chica preciosa. Los dos nos habíamos
desterrado en este mundo bello y sano, viviendo así años felices y románticos
en este lugar apartado.
Cierto día nos atacó una fiera que la mató a ella. Yo
pude matar al león, aunque con un zarpazo que me malhirió. Y aquí están estos
dos esqueletos guardando entre sí el mayor secreto de amor.
Pero jamás podré olvidar la tormenta que me hizo llegar
hasta aquí. Olas enfurecidas como animales en estampida. Viento de alta mar
como huracán del desierto. Calmóse la tempestad, tratando de aclarar el rojo
horizonte al despertar, mientras contemplaba cómo alguien me dirigía su dulce mirada.
Y fue así como nos conocimos.
Eran mis últimas horas de vida. No me importaba la
muerte. Sabía que en la otra vida viviríamos felices, unidos para siempre. En
mi agonía alcé la vista contemplando aquél bello mundo que dejaba. Cuando de
pronto, mi vista se detuvo sobre algo. Vi cómo: un ave blanca destaca en el
claro cielo azul, dejándome una estela de felices recuerdos en los extensos
mares del sur.
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