El nuevo año 2024 lo he comenzado en este blog, “Palabras
inefables”, con una selección de las primeras poesías que escribí, en torno a
los 12 a 14 años de edad. A través de estas poesías exploro diversas
composiciones, ateniéndome al metro y a la rima en casi todas, aunque pronto me
liberaría también de estas reglas para ser yo mismo quien estableciera cómo
quería que fuesen mis poemas. Nunca acepté más reglas que las impuestas por mí
mismo.
Desde los primeros balbuceos artísticos en el campo de la
poesía y aquél primer “Poema a la madre” (a la que puede considerarse mi
primera poesía “hecha y derecha”), han pasado muchos años en donde nunca ha
estado ausente mi inspiración poética.
La historia de este “Poema a la madre” es muy curiosa y
aleccionadora. Algunos domingos iba a casa de mi profesor de Literatura, Eloy
Rada García, que por aquél entonces vivía a la salida del metro de Aluche.
Hasta allí me desplazaba con lo último que hubiese escrito y él lo revisaba con
cariño y me hacía las correcciones y/o aportaciones que considerase necesario
para que aquél futuro escritor alcanzase el éxito en la madurez.
Este “Poema a la madre” era una de aquellas primeras
poesías, escrita a los 12 años de edad. Como puedes comprobar es bastante mala,
pero gracias a Eloy descubrí cuál era el verdadero lenguaje poético y que en
aquella ocasión yo lo había utilizado de forma involuntaria.
En la segunda estrofa escribí “Tú que por mi atlas
caminaste / buscando hasta en
los más escondido. / Y por mí te sacrificaste / hasta encontrar tú lo perdido”.
Eloy quedó maravillado con ese símil de la madre que recorre el “atlas” de su hijo y se sacrifica
por él, e intenta conocerlo mejor”. Así me lo hizo saber y yo me quedé con cara
de pardillo… porque no era eso lo que había escrito. En realidad, lo que estaba
contando allí era mucho más prosaico: Mi madre estuvo recorriendo un montón de
librerías de Madrid hasta encontrar el “Atlas de geografía e historia” que nos
habían encargado comprar en el colegio. Nada tenía que ver, pues, el “atlas”
poético, con el “Atlas” impreso.
Y fue así, por casualidad, como aquello me abrió los ojos
a la verdadera esencia de la Poesía. ¡Gracias, Eloy!
POEMA A LA MADRE
¡Oh madre, que sin tu presencia
todo lo bueno no existiría!
Sin tu jardín de suave esencia
la vida no continuaría.
Tú que por mi atlas caminaste
buscando hasta en los más escondido.
Y por mí te sacrificaste
hasta encontrar tú lo perdido.
Mira aquí estos pobres presentes
de tu hijo el poeta Vicente,
con los deseos más ardientes
que sea bueno lo que fomente.
Que sientas en tu mente el clamor
de que he dejado de ser un niño.
Que empiezo a saber lo que es amor
y también se lo que es cariño.
Que ya soy hombre, tenlo en cuenta,
y desde ahora elegiré lo mío,
no creas que por esto mienta
ni te desprecie, en ti confío.
Ningún poeta ha conservado y publicado en un libro toda su obra poética, incluyendo las primeras poesías que escribió cuando era niño. En “Todo Poesía” sí. Aquí puedes ver la verdadera evolución de un poeta a lo largo de más de seis décadas…
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todo lo bueno no existiría!
Sin tu jardín de suave esencia
la vida no continuaría.
buscando hasta en los más escondido.
Y por mí te sacrificaste
hasta encontrar tú lo perdido.
de tu hijo el poeta Vicente,
con los deseos más ardientes
que sea bueno lo que fomente.
de que he dejado de ser un niño.
Que empiezo a saber lo que es amor
y también se lo que es cariño.
y desde ahora elegiré lo mío,
no creas que por esto mienta
ni te desprecie, en ti confío.
Ningún poeta ha conservado y publicado en un libro toda su obra poética, incluyendo las primeras poesías que escribió cuando era niño. En “Todo Poesía” sí. Aquí puedes ver la verdadera evolución de un poeta a lo largo de más de seis décadas…
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