El 16 de noviembre se celebra el “Día de la Lengua Islandesa” (“Dagur íslenskrar tungu”), un idioma que sólo hablan 330.000 personas (los naturales de aquél país) y que corre riesgo de desaparecer ya que prácticamente todos los islandeses hablan inglés y es este último idioma con el que se entienden con el resto del mundo.
El islandés se parece bastante al nórdico antiguo que se hablaba en los países nórdicos, pero mientras el noruego, sueco y danés han evolucionado, el islandés ha mantenido más firmemente sus raíces, tanto es así que los suecos, daneses y noruegos apenas son capaces de entender algo de este idioma que, por otra parte, tiene algunas letras propias.
Islandia fue el último país europeo en ser colonizado y es el país europeo con menor densidad de población. Ese aislamiento ha permitido a este idioma pervivir sin apenas modificaciones, tanto es así que cualquier islandés de hoy día es capaz de leer y entender textos escritos en islandés hace más de mil años.
La fecha del 16 de noviembre conmemora el nacimiento del poeta islandés Jónas Hallgrimsson, quien durante el siglo XIX luchó en defensa de este idioma frente a la influencia danesa.
Pero aunque este idioma mantenga su pureza de antaño, ha sido capaz de amoldarse a los nuevos tiempos y así los islandeses, en vez de adoptar palabras extranjeras para nombrar cosas modernas, han optado por bautizarlas con vocablos ya existentes en su idioma. Por ejemplo, la palabra “ordenador” se dice “tölva”, que está formada por “tala” (dígito) y “völva” (profetisa). Otro ejemplo ilustrativo es la palabra “iPad”, que en islandés se dice “spjaldtölva”, que viene de “spjald” (tableta) y “tölva” (ordenador).
Además, a pesar del aislamiento de este país y su idioma, ha sido capaz de extender algunas de sus palabras a otros idiomas. La más común es “géiser”, que proviene del famoso géiser “Geysir”. Otras, más al alcance de científicos, es “Jökulhlaup” que es la palabra que define la inundación glaciar que se produce cuando por causa de una erupción volcánica el hielo se derrite de forma rápida e inesperada.
La protección del idioma ha llegado incluso a los nombres propios. Cuando los padres tienen un hijo deben elegir un nombre que esté registrado en una base de datos que contiene todos los nombres autorizados. Si alguno desea dar a su hijo un nombre que no esté en esa lista, debe enviar su propuesta a un comité que decidirá si lo autoriza o no, en función de que respete o no las reglas de la gramática y ortografía islandesa.
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