Esa
innata atracción por el norte de Europa
me lleva en esta ocasión a percibir la desolación del ser humano ante la
naturaleza fría y adversa de aquellos parajes. Cada estación del año, cada
accidente climatológico o geográfico es capaz de despertar unos sentimientos y
la certeza de la levedad e insignificancia de nuestro ser.
Camino
del norte,
rumbo
fijo establecido,
al
corazón de Noruega,
a
descubrir...el sentido.
En
la maleta, preguntas;
en
la mochila, recuerdos;
en
las botas mil deseos
para
alcanzar mi destino.
En
las manos sólo un libro
en
blanco, para escribirlo,
para
encontrarme a mí mismo
en
este lugar aislado
que
ha guiado mi camino.
(Poesía e imagen: Vicente Fisac)
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