Todos tenemos muy claras cuáles son las virtudes que deben
adornar al ser humano ideal, o al menos cuáles son algunas de ellas: honradez,
tolerancia, solidaridad, sencillez, alegría... pero hay algunas virtudes que
arrastran una mala e inmerecida fama. Hoy vamos a hablar de la primera: “Ser
borde”.
Pues sí, porque para mí “ser borde” es una virtud. La
persona borde dice las cosas tal y como las siente, es una persona sincera,
llana, directa. Cuando estás con una persona borde nunca te sientes engañado
porque llama pan al pan y vino al vino. Con otras personas nunca sabes si te
están diciendo la verdad, si están adornando lo que dicen o si directamente te
están mintiendo. Con el borde, no. Del borde te puedes fiar porque nunca te
clavará un puñal por la espalda y si alguna vez piensa hacerlo te lo dirá antes
a la cara.
Nunca te debes sentir ofendido por lo que te diga una
persona borde, porque lo dice de corazón y todos deberíamos ser libres de poder
pensar, sentir y expresarnos como nos diera la gana.
La hipocresía ha invadido el mundo y por eso, la virtud de
“ser borde” tendría que reconocerse como una de las más valoradas. Desde aquí
abogo por ella.
No hay que tomarse la vida tan en serio, y el deporte tampoco:
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1 comentario:
Pues eso no es ser borde. Ser borde no tiene nada que ver con ser sincero. Tiene que ver con la forma de decir las cosas. Ser borde es un defecto
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