ESCRITOR.- Sí, tienes razón, hay muchas
mujeres en el mundo; pero es que yo no busco a una mujer, busco a un alma de
mujer.
RAFAEL.- Lo siento, puede que no haya sido
buena idea meterte en este ambiente.
ESCRITOR.- Pero ya estoy dentro.
RAFAEL.- (Tratando de infundir optimismo).
¡Y puedes salir cuando quieras!
ESCRITOR.- ¿Sin ella?
RAFAEL.- Pues claro, seguro que hay más
almas como dices, en tu mundo, allá fuera.
ESCRITOR.- En mi mundo dices... pero ¿cuál
es el mío?
RAFAEL.- El tuyo es el normal, el de la vida
del noventa por ciento de las personas. Y la verdad es que te envidio. Tú
puedes hacer lo que quieras y en cambio yo, sólo tengo un tema.
ESCRITOR.- Y si eres capaz de reconocerlo
¿por qué no tratas de cambiarlo?
RAFAEL.- Ya es tarde. Este es mi mundo y
fuera de él no soy nadie, ni tengo amigos ni vida social ni nada. Me guste o
no, este ambiente es el único que me da seguridad aunque tenga que ir con la
careta puesta.
ESCRITOR.- ¿No te atreves a romper, a
quitarte la careta?
RAFAEL.- Ya lo intenté y no supe encontrarme
fuera de este ambiente. Además, no te preocupes por mí; cuando finjo, me
identifico con el personaje que represento y me olvido de quién soy. Tan sólo
soy capaz de verme como soy en realidad alguna vez que me quedo solo o cuando
estoy contigo; tienes una forma de hablar que es igual que si hablara conmigo
mismo. (Se queda pensativo por un instante). Bueno, pero volviendo a donde
estábamos: ¿qué estás haciendo aquí?
ESCRITOR.- Estoy esperando.
De la obra de
teatro "Sigue esperando", de Vicente Fisac, incluida en el libro “El tercer yo”.
1 comentario:
Me encanta...
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