PEDRO.- No digo insensateces, sólo verdades.
AURORA.- ¿Es que vas a saber tú más de la
vida que nosotros que somos tus padres?
PEDRO.- Quizás sí, no soy tan joven como
creéis.
AURORA.- Pedro ¿por qué no dejas de decir
cosas raras? ¿Es que te ha pasado algo hoy? Desde luego te noto muy raro esta
noche.
PEDRO.- Otra vez... No, no me ha pasado
nada, completamente nada.
MIGUEL.- Es que tú no eres así, vamos, que
no eras así hasta esta noche. Antes no te interesabas por nada y ahora, de
repente, pareces querer solucionar todo de golpe.
PEDRO.- Hay un día que nos acostamos siendo
niños y nos levantamos siendo hombres. Y eso es algo que no se puede explicar.
MIGUEL.- Sí, pero parece inútil que intentes
arreglar nada. El mundo no tiene remedio.
AURORA.- Desde luego, como sigamos así, no
sé a dónde vamos a llegar.
PEDRO.- Pues si las cosas siguen así, es muy
sencillo a dónde vamos a llegar: a la destrucción total.
MIGUEL.- Tienes razón, como sigan las
guerras por el mundo, vamos a acabar todos por los aires.
De la obra de
teatro "El tercer yo", de Pedro Fuentes y Vicente Fisac
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