El vino griego
de hace 2.600 años era bastante fuerte, tanto es así que antes de los convites
lo mezclaban con agua en una gran jarra (“crátera”) y luego lo iban sirviendo a
los comensales con unos largos cazillos de metal que usaban para sacarlo de las
tinajas. Para su transporte usaban odres de piel de cabra pero si el transporte
iba a ser a lugares lejanos preferían hacerlo en cántaros de barro.
El vino se
servía en copas de metal o en cuencos de madera o barro. Se comía con las manos
y sólo se utilizaba el cuchillo para partir el trozo de carne que luego se
llevaban a la boca para irlo comiendo con las manos. Por supuesto, para tomar
sopas o caldos sí usaban cuchara.
En ausencia de
platos, usaban las “mazas” (unas sencillas tortas de pan candeal sobre las que
se ponía el alimento –carne, pecado, queso, etc.- que iban a tomar).
Estas y otras
cosas de la vida cotidiana en la Grecia clásica de hace 2.600 años se cuentan
en la novela de amor, aventura, amistad y honor "Deuda de vida"
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