En la escultopintura se unen dos artes plásticas como su
mismo nombre indica: escultura y pintura. Se trata, pues de una pintura que
lejos de ser plana nos acerca a través del relieve distintos detalles de
la misma. Si un cuadro tradicional es para verlo, en el caso de la
escultopintura también es para tocarlo.
La muestra que ofrecemos ha sido confeccionada a través de
vigorosos brochazos que han arrojado sobre el lienzo pegotes de pintura para
acercarnos los objetos. Ese tronco de árbol desnudo se sitúa en primer plano y
detrás de él un montón de tierra grisácea que contrasta con el verde de la
ribera de la laguna. La escena corresponde a una de las afloraciones del río
Guadiana que, en el término municipal de Daimiel, hace explosionar en mil
colores la planicie manchega.
Este óleo de 50x70, cuyo paradero actual es desconocido
(posiblemente ya esté desintegrado) fue pintado por Vicente Fisac y tiene el
mérito de ser el primero y último óleo sobre lienzo pintado por este autor.
Nos queda su recuerdo gráfico para la eterna contemplación
que, acompañada de un buen vino, como el reserva de Ojos del Guadiana (limpio y
brillante, de capa alta de color rojo granate, buena intensidad, limpio, franco
y muy complejo, con notas a vainilla y especias bien ensambladas con la
madera, suave, cálido, lleno al paso y jugoso) nos deja un posgusto largo con
matices de crianza en madera, fruta madura, carnoso, cálido y con elegante
final.
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