Todos somos unidades de energía-pensamiento emanada de Dios
y encarnadas en realidades que pueden ser más o menos densas.
Cuando nos encarnamos olvidamos nuestro origen. Pero es
posible despertar y entonces comenzar a recordar; y al saber de dónde
procedemos y hacia dónde nos dirigimos, comenzamos a transmutar.
En nuestro camino de regreso, nos purificamos a través de
nuestras experiencias y vivencias, enriqueciéndonos con ellas para aportarlas a
los estados superiores que alcanzaremos.
2 comentarios:
¡Vaya lío!, parece dicho por Eduardo Punset. Yo me quedo con lo que dijo hace unos días otro Eduardo (Torres-Dulce, fiscal general del Estado)"Somos tiempo... y no podemos malgastarlo".
MC
Yo diría:
Somos lo que somos y no somos más porque no sabemos.
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