Desde mi más tierna infancia la creatividad y desbordante
imaginación ha sido una constante. Para ilustrarlo nada mejor que una anécdota
sucedida cuando apenas tendría unos seis años. Estaba de paseo con mi padre y
me encontraba ya muy cansado de tanto andar, deseando llegar a casa. Entonces
mi padre se encontró a un amigo y se puso a hablar con él. Pasaron los minutos
y seguían hablando. Yo estaba cada vez más cansado, aburrido e impaciente
porque terminase al fin aquella conversación... pero ellos seguían. Cualquier
otro niño en mi situación habría dicho: “me aburro”, “quiero irme”, “vámonos
ya”, “¿falta mucho?”... y cosas por el estilo. Como se puede comprobar,
expresiones de lo más común, corrientes y molientes, de lo más habitual y que,
por tanto, no llaman la atención de nadie. Por eso he dicho antes que la
imaginación y la creatividad formaron parte de mí desde pequeño. Así que
aquella era una buena oportunidad de reclamar su atención para conseguir mi
objetivo de irme de allí y llegar a casa. Pegué un pequeño tirón de la mano de
mi padre y mirándolos a los dos les dije: “Me gustaría ser un caballo”. Como es
evidente, ante tan extraña frase los dos quedaron perplejos (objetivo de llamar
la atención conseguido) y lógicamente me preguntaron por qué decía eso. Así
que de una forma indirecta, pero muy directa, les di la explicación: “Porque
los caballos no se cansan cuando están de pie”. Afortunadamente, ambos captaron
perfectamente el mensaje y se despidieron, dando fin a su interminable
conversación. Aquella técnica innata de creatividad publicitaria la he seguido
poniendo en práctica durante toda mi vida y con excelentes resultados.
1 comentario:
A mí tambien me gustaria ser caballo, pero no se me habia ocurrido pensarlo. Un médico dijo que nos suele doler la zona lumbar a los humanos, pues es el tributo que pagamos por la bipedestación.
MC
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