jueves, 15 de marzo de 2012

Precoz creatividad


Desde mi más tierna infancia la creatividad y desbordante imaginación ha sido una constante. Para ilustrarlo nada mejor que una anécdota sucedida cuando apenas tendría unos seis años. Estaba de paseo con mi padre y me encontraba ya muy cansado de tanto andar, deseando llegar a casa. Entonces mi padre se encontró a un amigo y se puso a hablar con él. Pasaron los minutos y seguían hablando. Yo estaba cada vez más cansado, aburrido e impaciente porque terminase al fin aquella conversación... pero ellos seguían. Cualquier otro niño en mi situación habría dicho: “me aburro”, “quiero irme”, “vámonos ya”, “¿falta mucho?”... y cosas por el estilo. Como se puede comprobar, expresiones de lo más común, corrientes y molientes, de lo más habitual y que, por tanto, no llaman la atención de nadie. Por eso he dicho antes que la imaginación y la creatividad formaron parte de mí desde pequeño. Así que aquella era una buena oportunidad de reclamar su atención para conseguir mi objetivo de irme de allí y llegar a casa. Pegué un pequeño tirón de la mano de mi padre y mirándolos a los dos les dije: “Me gustaría ser un caballo”. Como es evidente, ante tan extraña frase los dos quedaron perplejos (objetivo de llamar la atención conseguido) y lógicamente me preguntaron por qué decía eso. Así que de una forma indirecta, pero muy directa, les di la explicación: “Porque los caballos no se cansan cuando están de pie”. Afortunadamente, ambos captaron perfectamente el mensaje y se despidieron, dando fin a su interminable conversación. Aquella técnica innata de creatividad publicitaria la he seguido poniendo en práctica durante toda mi vida y con excelentes resultados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí tambien me gustaria ser caballo, pero no se me habia ocurrido pensarlo. Un médico dijo que nos suele doler la zona lumbar a los humanos, pues es el tributo que pagamos por la bipedestación.
MC