Méndez y Toxo, caraduras

Méndez y Toxo, los máximos dirigentes de los dos principales sindicatos de trabajadores de España (UGT y Comisiones Obreras) son un claro exponente de “caraduras”. Por ejemplo, si se revisan algunas de las últimas fotografías que se le han tomado a Méndez, se puede apreciar la gran variedad de relojes que luce, pero no unos cualquiera, hablamos de Rolex, Raymond Weil, Maurice Lacroix, etc. ¿Se puede hablar de “compañeros de lucha” y de “clases sociales” con un reloj de 12.000 euros en la muñeca? Pero no sólo le gustan los relojes, también le gustan los restaurantes de lujo y así es frecuente verlo en restaurantes tales como Tse Yang, El Torreón, Hotel Villamagna, etc.; incluso la última huelga general la prepararon en el restaurante de lujo El Chaflán.

¿Y qué decir de Toxo? No hace mucho le concedieron un ático de protección oficial a pesar de triplicar los ingresos anuales requeridos para poder optar al mismo; en concreto gana –que se sepa- 114.000 euros anuales. También, hace poco, se fue a un crucero de lujo con su esposa, cuyo precio era de 2.400 euros por persona. Por supuesto que puede hacer con su dinero lo que le de la gana, pero lo que pasa es que estos dos individuos cobran del Estado, es decir, de todos nosotros, por defender –supuestamente- a los trabajadores. ¿Es ético que perciban ese sueldo?

En otros países, como Alemania, los sindicatos se financian al 100% con las cuotas de sus afiliados y por eso tienen una vigésima parte de dirigentes.

Cuando un dirigente “obrero” anuncia una huelga general con un Rolex en la muñeca, tras haber comido en un restaurante de lujo, sabiendo que luego se va a descansar a un piso de protección oficial ilícitamente conseguido ¿qué puedo pensar? Y cuando a pesar de todo eso me llama “compañero” y me animan a la lucha, sabiendo que a primeros de mes su nómina mensual es igual a la nómina anual de muchos trabajadores, ¿qué puedo pensar?

Nuestros líderes sindicales han confundido una letra: cuando hablan de “lucha” se están refiriendo sin duda a “hucha”, es decir, a la suya, que es lo único que les importa.