Cuando uno mira la “libertad” con que escribe cada periodista se da cuenta de que no hay nadie que esté libre de influencia. El periodista de empresa escribe para dar gusto a su presidente, quien a su vez quiere dar gusto al suyo. El periodista de Agencia de Comunicación escribe para dar gusto al cliente, ya que si no, pierde la cuenta. El periodista del medio escribe al dictado de la línea política oficial de dicho medio, tal como le indica su redactor jefe.
¿Qué le llega al lector? La respuesta es muy sencilla: información manipulada.
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