ACTO III
Escenario: Una calle estrecha y poco iluminada de Madrid,
1975. Los letreros de neón parpadean, y las parejas pasan riendo. Juan está
solo, apoyado contra una pared, con el rostro cansado pero decidido. El sonido
de la música disco se filtra desde la discoteca. Rafael se acerca, acompañado
de una mujer, a quien deja con amigos para unirse a Juan.
RAFAEL: ¡Hola, escritor! ¿Qué haces aquí solo?
JUAN: (Silencioso) Nada.
RAFAEL: (Preocupado) Venga, hombre, ¿qué te pasa?
JUAN: (Con voz apagada) Nada.
RAFAEL: (Amablemente) No me vengas con esas. ¿Es por la chica de aquel día?
JUAN: (Asiente) Sí.
RAFAEL: (Suspirando) Hay muchas mujeres en el mundo, Juan.
JUAN: (Apasionado) No busco “mujeres”, Rafael. Busco un alma. La suya.
RAFAEL: (Suavemente) Lo siento. Quizás este ambiente no era para ti.
JUAN: Pero ya estoy dentro.
RAFAEL: (Optimista) ¡Y puedes salir! Hay más almas como la tuya, en tu mundo, el de la vida real.
JUAN: (Amargamente) ¿Mi mundo? ¿Cuál es mi mundo?
RAFAEL: El normal, el de la mayoría. Te envidio, ¿sabes? Tú puedes ser quien quieras. Yo solo tengo esto: la noche, las máscaras. Fuera de aquí, no soy nadie.
JUAN: (Curioso) ¿Y por qué no lo dejas?
RAFAEL: (Pausa) Lo intenté, pero no supe encontrarme. Aquí, con la careta puesta, me olvido de quién soy. Solo contigo hablo como si fuera yo mismo. (Sacude la cabeza) Pero dime, ¿qué haces aquí?
JUAN: Espero.
RAFAEL: ¿A ella?
JUAN: Sí.
RAFAEL: ¿A qué hora quedaste?
JUAN: A esta hora... hace un mes.
RAFAEL: (Atónito) ¿Un mes? ¿Llevas un mes esperando?
JUAN: (Asiente) Quedamos el viernes siguiente. Vino, le di un libro mío, hablamos... Sentí algo real. Pero al día siguiente, no la dejaron entrar por ser menor. Se enfadó, no quiso ir a otro sitio. La acompañé a un autobús, y desde entonces, nada.
RAFAEL: ¿Ni su nombre?
JUAN: No lo necesitaba. Su alma me bastaba.
RAFAEL: (Amablemente) Juan, esto no tiene sentido. No va a volver.
JUAN: (Desafiante) No lo sé. Pero dijo que su amiga venía mucho aquí. Quizás ella me vea y me diga algo. Le prometí que la esperaría, aunque fueran veinte años.
RAFAEL: (Suspirando) Eres un romántico empedernido. Ojalá la encuentres. (Le da una palmada en el hombro) Ánimo. (Néstor aparece en la puerta de la discoteca.)
NÉSTOR: ¡Rafael, vamos! ¡Hola, escritor!
JUAN: (Saluda débilmente con la mano)
RAFAEL: (A Néstor) Ya voy. (A Juan) Cuídate. (Rafael se une a Néstor, y entran en la discoteca. Juan se queda solo, mirando a lo lejos. La calle se silencia, y comienza a sonar una suave la canción “Desde aquél día” de Raphael)
Yo no he vuelto a encontrarla jamás
Desde aquel día
De su vida no sé qué será
Desde aquel día
Es posible que tenga otro amor
Una nueva ilusión
O quizás llorará
O quizás llorará
O quizás llorará
Desde aquel día
Sus palabras de amor, ¿dónde irán?
Desde aquel día
Y de noche, ¿con quién soñará?
Desde aquel día
Es posible que esté como yo
Recordando mi amor
Sin poderme olvidar
Sin poderme olvidar
Sin poderme olvidar
Desde aquel día
Ninguno de los dos hacemos nada
Por volver
Y no nos vemos
Y no nos vemos
Desde aquel día
Ninguno de los dos recordaremos
El ayer
Y nos queremos
Y nos queremos
Desde aquel día
Desde aquel día
Ninguno de los dos perdonaremos
El ayer
Y nos queremos
Y nos queremos
Desde aquel día
Desde aquel día
Desde aquel día
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“Sigue esperando”: https://www.amazon.es/dp/1705805434
JUAN: (Silencioso) Nada.
RAFAEL: (Preocupado) Venga, hombre, ¿qué te pasa?
JUAN: (Con voz apagada) Nada.
RAFAEL: (Amablemente) No me vengas con esas. ¿Es por la chica de aquel día?
JUAN: (Asiente) Sí.
RAFAEL: (Suspirando) Hay muchas mujeres en el mundo, Juan.
JUAN: (Apasionado) No busco “mujeres”, Rafael. Busco un alma. La suya.
RAFAEL: (Suavemente) Lo siento. Quizás este ambiente no era para ti.
JUAN: Pero ya estoy dentro.
RAFAEL: (Optimista) ¡Y puedes salir! Hay más almas como la tuya, en tu mundo, el de la vida real.
JUAN: (Amargamente) ¿Mi mundo? ¿Cuál es mi mundo?
RAFAEL: El normal, el de la mayoría. Te envidio, ¿sabes? Tú puedes ser quien quieras. Yo solo tengo esto: la noche, las máscaras. Fuera de aquí, no soy nadie.
JUAN: (Curioso) ¿Y por qué no lo dejas?
RAFAEL: (Pausa) Lo intenté, pero no supe encontrarme. Aquí, con la careta puesta, me olvido de quién soy. Solo contigo hablo como si fuera yo mismo. (Sacude la cabeza) Pero dime, ¿qué haces aquí?
JUAN: Espero.
RAFAEL: ¿A ella?
JUAN: Sí.
RAFAEL: ¿A qué hora quedaste?
JUAN: A esta hora... hace un mes.
RAFAEL: (Atónito) ¿Un mes? ¿Llevas un mes esperando?
JUAN: (Asiente) Quedamos el viernes siguiente. Vino, le di un libro mío, hablamos... Sentí algo real. Pero al día siguiente, no la dejaron entrar por ser menor. Se enfadó, no quiso ir a otro sitio. La acompañé a un autobús, y desde entonces, nada.
RAFAEL: ¿Ni su nombre?
JUAN: No lo necesitaba. Su alma me bastaba.
RAFAEL: (Amablemente) Juan, esto no tiene sentido. No va a volver.
JUAN: (Desafiante) No lo sé. Pero dijo que su amiga venía mucho aquí. Quizás ella me vea y me diga algo. Le prometí que la esperaría, aunque fueran veinte años.
RAFAEL: (Suspirando) Eres un romántico empedernido. Ojalá la encuentres. (Le da una palmada en el hombro) Ánimo. (Néstor aparece en la puerta de la discoteca.)
NÉSTOR: ¡Rafael, vamos! ¡Hola, escritor!
JUAN: (Saluda débilmente con la mano)
RAFAEL: (A Néstor) Ya voy. (A Juan) Cuídate. (Rafael se une a Néstor, y entran en la discoteca. Juan se queda solo, mirando a lo lejos. La calle se silencia, y comienza a sonar una suave la canción “Desde aquél día” de Raphael)
Yo no he vuelto a encontrarla jamás
Desde aquel día
De su vida no sé qué será
Desde aquel día
Es posible que tenga otro amor
Una nueva ilusión
O quizás llorará
O quizás llorará
O quizás llorará
Desde aquel día
Sus palabras de amor, ¿dónde irán?
Desde aquel día
Y de noche, ¿con quién soñará?
Desde aquel día
Es posible que esté como yo
Recordando mi amor
Sin poderme olvidar
Sin poderme olvidar
Sin poderme olvidar
Desde aquel día
Ninguno de los dos hacemos nada
Por volver
Y no nos vemos
Y no nos vemos
Desde aquel día
Ninguno de los dos recordaremos
El ayer
Y nos queremos
Y nos queremos
Desde aquel día
Desde aquel día
Ninguno de los dos perdonaremos
El ayer
Y nos queremos
Y nos queremos
Desde aquel día
Desde aquel día
Desde aquel día
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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