(Se acercó
sonriendo como antes de mis dudas. Se acercó sonriendo... como nunca).
Todo en ti
es cambiante y a la vez todo en ti es eterno, indestructible. Y aquí me tienes
de nuevo con mis dudas, esclavo no sé de quién, pidiéndote descanso.
MUSA.- Ya sé
que ahora no haría falta hablar. Sé que ahora me comprendes porque todo en tu
vida lo ves claro, y por eso pides descanso. Tienes ante ti un cielo abierto y
no llegas a abarcarlo.
POETA.-
Tienes razón. ¡Qué tristes serían mis horas de soledad si no te sintiese cerca!
Puede que de no tenerte cerca huyese del silencio y cabalgase ciego hasta
ahogarme en la vida. Por eso me vienen muy bien estos ratos de descanso, de
estar contigo. Por cierto, quería decirte que he estado leyendo. “Búsquense su
Carmen”, me han dicho.
MUSA.- Tú ya
la has encontrado.
POETA.- No
trates de darme infundadas esperanzas. ¿No ves que luego duele el despertar?
MUSA.- Pero
yo no puedo cambiarte. Has nacido así. Confórmate. Debes saber emplear bien tus
sentidos.
POETA.-
Bueno, dime, ¿es ella?
MUSA.- Sí.
POETA.-
¿Estás segura? ¿O tal vez mañana no lo sea?
MUSA.- ¿Y
eso qué importa? ¿No te basta acaso saber que ella es el hoy? No intentes
adivinar tanto el futuro, mira tan solo el presente, aunque levantes –sólo de
vez en cuando- la vista hacia tu futuro más cercano.
POETA.- Sin
embargo me gustaría saber más aunque, bueno, siempre sueles tener razón. Por
cierto ¿quieres que te hable de ella?
MUSA.- No
hace falta.
POETA.- La
verdad es que hace muy poco que la conozco y debo ir despacio.
MUSA.- Mejor
así. Ve siempre despacio, saboreando la vida. Precipitarse es malo.
POETA.- Esta
música me pone romántico. No lo puedo evitar.
MUSA.- Pues
escúchala, eso es bueno.
POETA.-
¿Sabes? Cada vez que siento la felicidad no sé por qué siento también el miedo
a perderla.
MUSA.-
Olvídalo, no pienses ahora. Escucha esta música y escucha tu corazón. ¿No te
dice nada esta música?
POETA.- Sí,
me dices demasiadas cosas... o quizás solo una.
MUSA.- Hazle
caso. No hables ahora. Descansa y escucha-dormido en tu mente- esta música.
EPÍLOGO.- No
tengo ganas de hablar. Prefiero escuchar esta música. Tal vez no sería el mundo
así si las personas parasen de vez en cuando el ritmo de su vida y escuchasen
una música como esta.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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