domingo, 8 de octubre de 2023

Sin dopamina no hay paraíso

La Neurología se ha ocupado profundamente del estudio de los sueños y ha descubierto cómo un neurotransmisor, la dopamina, juega un papel fundamental en la producción de sueños.
 
Las personas que padecen esquizofrenia, por ejemplo, tienen un exceso de dopamina y eso les produce delirios y alucinaciones. Cuando se les administran medicamentos para frenar la producción de dopamina se ha observado cómo cesan esos delirios y alucinaciones, pero cómo si se pasan con la dosis y frenan de forma exagerada la dopamina, suprimiendo totalmente los sueños, se producen otros efectos secundarios tal como se ha observado en voluntarios sanos cuando se les privada del sueño, lo que les conducía a un estado de irritabilidad, falta de concentración, etc.
 
Como todo en esta vida, la virtud está en el centro, en la moderación, en el equilibrio. Dopamina, sí, pero en su justa medida.
 

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