Ayúdame a sacar, amiga mía, esos bits de
memoria del pasado.
En vano intento ponerle cara a esos días de
gloria que añoramos.
El pasado se borra y se confunde...
escondiéndose alertado
ante el ansia por sentir que nada nos ha
cambiado.
Pero sí, somos distintos, somos otros los que
a este verso hemos llegado.
Cada célula que muere es por otra reemplazada
y el cementerio del tiempo
está lleno de los cuerpos que allí vamos
dejando.
Nada es lo mismo por fuera aunque sintamos
por dentro
que somos igual de niños, que somos igual de
tiernos,
que nos tenemos cariño, que queremos siempre
vernos
y reírnos de las cosas que inventamos.
Dímelo, amiga mía, dime si no es bien cierto
que los dos
fuimos un día los reyes del universo, cada
uno a su manera,
cada uno con sus egos, con amores diferentes
y el sabor de ajenos besos.
Pero ya que me has llamado y has roto el
brutal silencio,
no puedes evitar que broten de mi los versos
y te inunden otra vez y te empapen de
recuerdos.
De recuerdos... que una vez, tú y yo, cada
uno a su manera,
fuimos los reyes del universo.
Poesía: Vicente Fisac
Ilustración: Raquel Godoy
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