Dice el gato: “Poca cosa es que a uno le brillen los ojos de
noche y le haga compañía a la hermana luna. ¿Qué no pagaría yo para convertirme
en tigre, aterrando a todos los mortales con mi solo rugido de guerra?”.
Pero también el pequeño gato recapacita y comprende que lo
mejor es seguir siendo uno mismo: “¡Vaya latigazos que le propina el
domador!... Pues, ahora resulta que no es tan fiero el tigre como lo pintan. Me
quedo en gato, cazador de ratones, dueño y señor del imperio de la noche”.
En fin, espero que esta serie de siete capítulos os haya
hecho comprender que lo mejor que podemos aspirar a ser es... a ser nosotros mismos,
tal como somos, con nuestros defecto y virtudes, luchando por mejorarnos día a
día y tendiendo únicamente como rival a batir a nosotros mismos.
2 comentarios:
La moraleja muy buena!!
La moraleja muy buena!!
Publicar un comentario