Dice la rana: “Yo debo ganarme el sustento nadando y
rebuscando por entre los hierbajos. ¡Qué distinta la vida del cerdo, para quien
se destinan las harinas, las frutas y los piensos apetitosos! ¡Quién pudiera
ser cerdo y dejarse engordar y mantener a pan y cuchillo!”.
Sin embargo la escena que contempla después la rana le quita
todas las ganas de ser otro animal distinto: “¡Pobre gorrino, qué espantosa
muerte! Perecer en medio de las risas y el jolgorio de toda la población. Para
luego, de su carne, fabricar longanizas y otros embutidos. Bien calculado, opto
por mi libertad, por los gusanillos y el agua verde de mi hermano el río
parlanchín”.
1 comentario:
Los dibujos muy bonitos y el cuento también.
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