Seguro que muchas veces te has lamentado de no poder
recordar un sueño. Te despiertas con unas breves imágenes del mismo y la
sensación de placer que te ha producido pero todo eso va desapareciendo de tu
mente a una velocidad de vértigo y, posiblemente, cuando estás terminando tu
taza de café del desayuno ya no te acuerdas de nada. ¿Te gustaría ser capaz de
recordar hasta en sus más pequeños detalles esos sueños agradables con los que
tantas noches disfrutamos y que inmediatamente, al despertar, olvidamos? Pues
te voy a enseñar una técnica muy sencilla que puedes aplicar para lograrlo y de
la que puedo decir, por propia experiencia, que funciona.
Cuando te despiertes y notes cómo acabas de salir del sueño
para entrar en este mundo material, no te muevas. Eso es muy importante porque
si te mueves será como sacudirte el polvo y desaparecerán todos esos recuerdos.
Repito: no te muevas. Entonces, relajado como estás en la cama, toma la última
imagen o escena del sueño, trata de retenerla unos instantes y a partir de ahí
vete retrocediendo poco a poco, como si fueses deshaciendo un ovillo de lana.
Paso a paso vete visualizando cada una de las escenas de ese sueño en sentido
inverso, hacia atrás. Comprobarás cómo de esta forma te resulta fácil recordar
todo el sueño. La clave está en que con este sencillo ejercicio refuerzas las
conexiones neuronales que permiten fijar los recuerdos de las experiencias
oníricas en el cerebro. Si lo practicas todos los días, verás incluso cómo cada
vez te resulta más fácil recuperar todas esas maravillosas vivencias que se
tienen en los sueños.
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