Dice la tortuga: “¡Qué poco avanzo por el mundo! ¡Qué pesada la carga que me toca llevar siempre a cuestas! Quisiera poder cambiarme y convertirme en ágil como la liebre, que corre veloz como el viento!”. (¿No hemos pensado esto alguna vez?).
Pero después se impone la realidad y la tortuga comprende
que está mejor tal y como es. Dice la tortuga: “Está visto que no existe la
felicidad completa. La pobre liebre acorralada no tiene salvación. Los perros
le cerrarán el camino y los cazadores le darán alcance. Bendita sea mi
condición de tortuga una y mil veces”.
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