Hoy día está perfectamente consolidada la figura del “Defensor del pueblo” o del “Defensor del lector”, por citar sólo dos ejemplos; pero nadie habla de otra figura que está ahí y actúa, aunque siempre mantenga su presencia en la sombra: el “Defensor del anunciante”.
¿Quién es? Puede variar según los casos, aunque generalmente quien ejerce ese papel es el Editor o Director de cualquier publicación o medio de comunicación. Es evidente que los medio viven de la publicidad y por consiguiente, para seguir manteniendo esos ingresos, deben tener contentos a sus anunciantes. Para ello nunca publicarán noticias que les perjudiquen y cuando alguna noticia que dañe la imagen de uno de sus anunciantes sea de dominio público, entonces el “Defensor del anunciante” dará instrucciones para que su medio se convierta en defensor de la integridad de dicho anunciante.
Es un comportamiento comprensible; es la lucha por la subsistencia. Pero ¿dónde queda entonces la imparcialidad que debería tener cualquier medio “informativo”?
La conclusión es que no hay nadie imparcial; el que lo crea, se engaña a sí mismo; y el que lo proclame, engaña a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario