De vez en cuando hago una visita a la web (www.cesaralmodovar.com) de mi amigo César Almodóvar, quien se define como “filosógrafo” y da buena prueba con sus obras de que es bien merecido dicho calificativo.
Siguiendo su estela, yo me animo también a aceptar el calificativo que me ha dedicado, así que acepto gustoso ser conocido desde ahora como “poetógrafo”.
“La poesía es el lenguaje del alma”, he repetido en numerosas ocasiones, y los poetas nos movemos siempre en el mundo de los sentimientos y dejamos en el papel –para compartir con los demás- los trazos gráficos de algo tan intangible como eterno: nuestra propia alma.
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